Es una suave mañana de mediados de mayo. Ali toma al sol, aparentemente adormilada, pero en realidad vigilante ante posibles apariciones indeseadas. Tumbada sobre la roca, nota como el sol le va calentando la piel y el cuerpo lentamente, mientras una suave brisa mueve las hojas de las encinas y hace que se mezan las jaras. Al cabo de unos minutos, sintiéndose plenamente satisfecha de tanto sol y notando como su cuerpo se activa, decide marcharse en busca de algo que picar.
Se mueve rápida entre la hojarasca para quedarse después inmóvil cada cierto tiempo. Aprovecha para sacar de vez en cuando la lengua, tratando de captar el olor de una presa apetecible, quizás con suerte una araña o un escarabajo. Oído y vista también atentos, queda de pronto obnubilada cuando su lengua capta algo: ese aroma.
Lleva días sintiéndolo, volviéndola un poco loca. Al principio cuando lo notó no le hizo mucho caso, pero su cuerpo parece estar ahora preparado para lo que promete ese olor. La última vez que lo encontró, se descubrió buscando a su dueño durante unos segundos desesperada, pero la señal era débil: él no andaba cerca.
Esta vez es distinto: es intenso. Ha pasado por aquí hace poco. Ali se queda paralizada, expectante.
Un ruido en la hojarasca le hace volver rápidamente la cabeza y le ve: ahí está, el objeto de su locura momentánea, el que despide esas deliciosas vaharadas que despiertan su atracción.
Sam es corpulento y gallardo, exhibiendo un vivo naranja en el cuello y una atractiva mancha azul en los costados. Lleva tiempo dejando tras de sí esas secreciones femorales que ha captado Ali, las cuales le informan que se trata de un macho fuerte y con buena salud.
El cortejo es breve, y rápidamente pasan a entrar en acción. Sam se coloca sobre la espalda de Ali, la muerde el cuello y ella se deja hacer…
Tras unos minutos, ambos se separan. Ali se marcha inquieta, sin saber muy bien si este encuentro habrá tenido éxito. Quizás probará con algún otro…
Sam debería dedicarse a otras hembras, pero posiblemente escolte a Ali unos días, asegurándose que no se encuentra con ningún otro.
Los días pasarán acercándose al verano, y probablemente Ali y Sam no se vuelvan a encontrar. Si todo va bien, durante unas 4 semanas Ali tendrá que dejar de pasar tanto tiempo tomando el sol hasta que ponga los huevos resultado de su encuentro con Sam, pues se sentirá grávida y este estado la obligará a modificar su actividad. Por su parte, Sam propiciará más encuentros con otras hembras, si bien la exhibición de sus ornamentos comprometerá su supervivencia…
Y quizás, sólo quizás, vuelvan a tener un breve pero intenso encuentro casual la próxima primavera.
Podrían ser Ali y Sam... Psammodromus algirus, por Luis Nunes Alberto, vía Wikimedia Commons. Algunos derechos reservados (CC). |
Sam y Ali son lagartijas colilargas (Psammodromus algirus), que se distribuyen por matorrales de encinares, pinares, robledales y arenales costeros de prácticamente toda la Península Ibérica. Son ectotermos que termorregulan por heliotermia, es decir, mediante asoleamiento alcanzan su temperatura preferida, y la mantienen mediante alternancia con sus otras actividades y moviéndose entre parches de sol y sombra.
Suelen cazar activamente entre la hojarasca pequeños artrópodos, usando para localizarlos la vista, el oído y el sistema vomeronasal: mediante la lengua captan señales químicas presentes en el ambiente de sus posibles presas.
Además, usan este sistema para recibir información de otros individuos de su misma especie, como hace Ali: capta las feromonas que despide Sam mediante secreciones que salen a partir de unos poros dispuestos en el borde ventral de sus patas traseras, llamados poros femorales. Por otro lado, estas secreciones acompañan sustancias químicas que informan a Ali de la edad y el estado de salud de Sam, por lo que se considera que es una señal honesta de su calidad como macho. Además, durante la época de celo, los machos más grandes presentan coloraciones naranjas en torno al cuello y una mancha azul en los costados del cuerpo, que repercute en que sean seleccionados por las hembras y por tanto en su éxito reproductor... Si bien compromete su supervivencia (son más visibles para los depredadores y más propensos a tener parásitos).
Por regla general, las hembras copulan con 1 o 2 machos durante su época de celo, aunque estos pueden hacerlo con hasta 3 hembras. No existe apenas ritual de cortejo y la cópula dura unos minutos, durante los cuales el macho sujeta a la hembra mordiéndola por la garganta. Después los machos, como Sam, pueden escoltar a las hembras durante un par de días. Si la cópula ha tenido éxito, Ali portará durante 30-40 días los huevos en su interior, viéndose obligada a variar su actividad ya que al encontrarse grávida, es presa fácil, por lo que destinará menos tiempo al asoleamiento. Al final, hará una puesta de 1-15 huevos, de la que tras el periodo de incubación nacerán las crías.
Bibliografía
Salvador, A. (2002). Lagartija colilarga - Psammodromus algirus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Carrascal, L. M., Salvador, A. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/
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