por Nuria Serrano Vinagre
En el anterior post sobre "Microorganismos y humanos en
un mundo cambiante”, tratamos la idea de que nuestro cuerpo podría
considerarse un “superorganismo”, en el que nuestro metabolismo
representaría un amalgama de atributos microbianos y humanos; y realizamos un
breve repaso a la flora microbiana normal humana por las distintas partes de nuestro cuerpo. En este post,
analizamos la naturaleza de la relación entre los microorganismos y los
seres humanos, y cómo los cambios en nuestra forma de vida están
afectándonos a unos y otros organismos.
“Anfibiosis” y desaparición de la microbiota en un mundo cambiante
Tal
como se ha reflejado previamente en el anterior post, muchos
de los organismos que forman nuestra microbiota normal tienen la
capacidad también de producirnos alguna enfermedad o daño. Surge así la
cuestión de si se debe considerarlos como organismos simbiontes o parásitos, y como solución, nace el
concepto de “anfibiosis” (“amphibiosis”)
(Rosebury, 1962); por el cual la relación puede ser simbiótica o parásita en
función del contexto biológico. Sin embargo, vivimos en una época donde los
cambios en los estilos de vida y las prácticas médicas pueden estar cambiando
el equilibrio de nuestra microbiota nativa así como la prevalencia, tendencia y
efectos de esos “patógenos comensales”.
Como
ya se ha comentado anteriormente, la microbiota nativa humana y nosotros sus
huéspedes hemos evolucionado conjuntamente, en un equilibrio ordenado
según la dieta, la geografía, factores ambientales y en un contexto genético
humano diverso. Sin embargo, al haber aumentado el ritmo de cambios en la
vida del ser humano tan drásticamente desde finales del siglo XIX hasta
nuestros días, ¿cómo han afectado dichos cambios a la transmisión y
mantenimiento de la microbiota nativa humana?
Para
abordar estas cuestiones, Strachan (1989) planteó la “hipótesis de la higiene” (“hygiene hypothesis”),
por la cual la importancia e intensidad de las enfermedades metabólicas y las alergias
modernas eran la muestra del decrecimiento de los microorganismos en la comida,
el suelo, el aire y el agua. Sin embargo, Blaser y Falkow (2009) presentan una hipótesis alternativa,
la “hipótesis de la microbiota que desaparece” (“disappearing
microbiota hypothesis”). Esta hipótesis plantea que la vía principal de
adquisición de microbiota en el organismo se realiza a través de vía
materna, considerada la transmisión vertical, entendida como la transmisión
que pasa de madres a hijos. Por tanto, la pérdida de microbiota en
las generaciones anteriores repercute sobre las siguientes. La transmisión
horizontal potencial sería la que experimentaríamos a lo largo de nuestro ciclo
vital, que sería susceptible de “recuperar” la microbiota perdida en las
generaciones anteriores. Sin embargo, los cambios en la ecología humana (Tabla
1) de nuestra época reducen las posibilidades de que se de esta transmisión
horizontal teniendo a su vez, por tanto, un efecto en la transmisión vertical
para futuras generaciones, produciéndose así un proceso acumulativo de
pérdida de microbiota.
Tabla 1. Cambios en la ecología humana que pueden afectar a la composición de la
microbiota. Traducido de Blaser y Falkow (2009)
Cambio
|
Consecuencia
|
Agua limpia
|
Transmisión fecal
reducida
|
Incremento de
cesáreas
|
Transmisión vaginal
reducida
|
Incremento del uso
de antibióticos prematuros
|
Transmisión vaginal
reducida
|
Reducción de la
lactancia
|
Transmisión cutánea
reducida y cambio del ambiente inmunológico
|
Tamaños de familia menores
|
Transmisión de edad
temprana reducida
|
Uso de antibióticos
de alto espectro
|
Selección para una
composición cambiante
|
Aumento de los
baños, duchas y uso de jabones antibacterianos
|
Selección para una
composición cambiante
|
Aumento del uso de empastes
de mercurio
|
Selección para una
composición cambiante
|
Nos
encontramos por tanto en una época donde presumiblemente se está produciendo un
descenso de la microbiota humana, cambiando rápidamente los equilibrios entre
los microorganismos que “nos habitan” y por tanto modificándose la actividad
que tienen sobre nosotros. ¿Qué efectos está teniendo esta pérdida de
microbiota en el ser humano?
Un ejemplo de pérdida de microbiota natural y sus efectos: Helicobacter pylori
Como
se ha comentado previamente, H. pylori es
una bacteria de la microbiota natural del estómago que puede volverse patógena.
Se ha comprobado que a lo largo de los últimos 100 años (Fig. 1), ha ido
desapareciendo progresivamente en individuos de países desarrollados, al ritmo
de los cambios de la ecología humana en nuestro mundo actual.
Fig. 1: Evolución de la prevalencia de H. pylori en Estados Unidos por edad y año medio de nacimiento, en hombres (izquierda) y mujeres (derecha). Basado en estudios realizados en 1998-1991 (NHANES III) y 1999-2000 (NHANESIII). Fuente: Chen y Bleser (2008). © 2008, Oxford University Press |
La
colonización de H.
pylori induce la producción de hormonas gástricas como la gastrina y la somatostatina, afectando al pH
gástrico y su regulación. A largo plazo, esto supone la atrofia de las
glándulas secretoras de ácido, conduciendo a la inflamación y contribuyendo al
riesgo de cáncer gástrico.
Así,
con la disminución progresiva de la bacteria en la población humana (Fig. 1),
las tasas de enfermedad por úlcera gástrica y cáncer de estómago
han ido disminuyendo, como muestran varios estudios. Este fenómeno supone desde luego “una
buena noticia”, pero acompaña otros efectos no contemplados en un principio.
Por ejemplo, la ausencia de H. pylori
se traduce en una acidez sostenida en el estómago que acarrea otras patologías
como la enfermedad del reflujo gastroesofágico. Además, H. pylori parece
participar en la regulación de otras hormonas implicadas en la homeostasis de la energía y el
desarrollo de los adipocitos, que puede estarse
traduciendo en un aumento de la obesidad temprana. Por otra parte, parece
existir una relación entre las poblaciones de células gástricas B y T y H. pylori que
puede estar conduciendo a una depresión del sistema inmune, lo que aumenta el
riesgo de sufrir asma, rinitis alérgica y alergias cutáneas en la población
infantil (ver revisión completa en Blaser y Falkow, 2009).
Reflexión final
Aún
estamos descubriendo las variaciones que está sufriendo nuestra microbiota como
consecuencia de los cambios de nuestra especie en sus hábitos, prácticas
médicas, dietas y cambios ambientales. Las interacciones entre nuestra
microbiota natural, entre los propios microorganismos de las comunidades que
habitan nuestro cuerpo y con nosotros mismos; pueden tener importantes efectos
en nuestra fisiología y en el desarrollo de patologías, incluso efectos
inesperados o no contemplados, como se ha reflejado para el caso de H. pylori. Surgen
ahora las grandes preguntas: ¿cómo se mantendrá y transmitirá nuestra
microbiota nativa con los nuevos cambios en nuestra ecología según sigamos
avanzando? En la dualidad de la anfibiosis, ¿cambiará las tendencias de algunos
microorganismos de comportarse como simbiontes o parásitos? Si desaparecen
bacterias de nuestra flora microbiana natural, ¿quién ocupará esos nichos? Los futuros estudios en el
marco del Proyecto Microbioma Humano podrán dar respuestas a estas cuestiones, además de
tratar de conocer en profundidad en sí mismo el funcionamiento y composición de
nuestra microbiota natural. En cualquier caso, puesto que vivimos en un mundo
microbiano, podemos predecir que, independientemente de que sea para nuestro
beneficio o nuestro perjuicio; los microorganismos seguirán adaptándose a los
cambios que sigan dándose a lo largo del tiempo, manteniendo su asombrosa
diversidad.
Micrografía de Satphylococcus aureus
resistente a la meticilina y un neutrófilo
humano muerto, por NIAID vía Flickr. Algunos derechos reservados (CC). |
Bibliografía. (*)
Publicaciones recomendadas
“Anfibiosis” y desaparición de la microbiota en un mundo cambiante
“Anfibiosis” y desaparición de la microbiota en un mundo cambiante
- (*) Blaser, M. J. y Falkow, S. 2009. What are the consequences of the disappearing human microbiota? Nat. Rev., 7: 887- 894.
- Blaser, M. J. 2006. Who are we? Indigenous microbes and the ecology of human diseases. EMBO, Rep. 7, 956–960.
- (*) Dethlefsen, L., McFall-Ngai, M. y Relman, D. A. 2007. An ecological and evolutionary perspective on human microbe mutualism and disease. Nature 449, 811–818.
- Ley, R. E., Lozupone, C. A., Hamady, M., Knight, R. y Gordon, J. I. 2008. Worlds within worlds: evolution of the vertebrate gut microbiota. Nature Rev. Microbiol., 6: 776–788.
- Rosebury, T. 1962. MicroorganismsIndigenous to Man. McGraw Hill, New York.
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- (*) Blaser M.J. y Falkow S. 2009. What are the consequences of the disappearing human microbiota? Nat. Rev., 7: 887- 894.
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- Blaser, M. J., Chen, Y. y Reibman, J. 2008. Does Helicobacter pylori protect against asthma and allergy? Gut, 57: 561–567.
- Chen, Y. y Blaser, M. J. 2008. Helicobacter pylori colonization is inversely associated with childhood asthma. J. Infect. Dis., 198, 553–560.
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Reflexión final
- (*) Whitman, W. B., Coleman, D. C. y Wiebe, W. J. 1998. Prokaryotes: the unseen majority. Proc. Natl Acad. Sci.USA, 95: 6578–6583.
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